El sector fintech otorga préstamos y servicios financieros. Al no captar depósitos, se mueven fuera de la normativa del Banco Central de la República. Apunta su expansión con servicios y créditos a las familias y pequeñas empresas que no accededen a los bancos. Su regulación, el gran desafío pendiente.
¿Qué son las Fintech?
El término “Fintech” deriva de las palabras “finance technology” y se utiliza para denominar a las empresas que ofrecen productos y servicios financieros, haciendo uso de tecnologías de la información y comunicación, como páginas de internet, redes sociales y aplicaciones para celulares. De esta manera prometen que sus servicios sean menos costosos y más eficientes que los que ofrecen la banca tradicional.
Éstas empresas ofrecen herramientas tecnológicas que ayudan a la realización de actos jurídicos relacionados con el dinero de forma eficiente, sencilla, y con costos razonables, que se divide en los siguientes segmentos:
- Herramientas de operación y medios de pago (pagos y remesas)
- Préstamos
- Dinero electrónico
- Gestión de inversiones.
- Crowdfunding (financiamiento de proyectos).
- Conocimiento del cliente y Big Data.
- Seguridad e identificación de personas.
- Trading y mercados.
- Seguros
Ofrecen múltiples servicios que van desde billeteras electrónicas, créditos online, opciones de inversión, seguros y pagos digitales de todo tipo. En dicho marco, las fintechs argentinas, desde el sector emprendedor y de las PyMEs, apunta a crecer atendiendo la enorme demanda insatisfecha de servicios financieros, con el impulso desde la órbita oficial. Apuntan por igual tanto a quienes no son clientes de bancos, como a quienes ya lo son, ya que facilitan el acceso al crédito de las pymes a través tecnologías que los bancos no utilizan.
Sus ventajas
Una de las grandes ventajas con la que cuentan las Fintech es su fondeo propio. La agilidad en el scoring les permite beneficiar a aquellos deudores que ya registran haber sido buenos pagadores y facilitarles nuevos préstamos. Dicho fondeo surge tanto del préstamo de capitales como de conseguir inversores.
La otra gran ventaja de la que se valen son los medios de pago, principalmente las billeteras electrónicas. El sector, claramente liderado por Mercado Pago, se extiende cada vez más a una mayor cantidad de empresas, que se valen de múltiples aplicaciones que combinan pagos en efectivo hechos en Rapipago o Pago fácil, vinculados a tarjetas de débito o crédito, tarjetas prepaga, pagos con código QR, transferencias de todo tipo y hasta cargar las tarjetas de transporte. Así las cosas, su principal enemigo a vencer no son los bancos o entidades financieras, sino el uso de efectivo.
Sus desventajas
Las Fintech se dedican a realizar préstamos, con recursos que obtienen de otras personas dispuestas a prestar su dinero por un rendimiento, por lo que es una forma rápida de obtener financiamiento. Considera que la persona que presta el dinero, lo hace bajo el riesgo de que no le paguen.
Otro caso es el financiamiento colectivo de proyectos o empresas: las Fintech reúnen personas interesadas en proyecto (crowfunding), y dispuestas a financiarlos. Las Fintech sólo se comprometen a darle seguimiento al mismo.
Por otro lado, hay ciertas desventajas al ser el deudor; ya que si por algún motivo la institución no procede adecuadamente, no actualiza el historial crediticio, o el saldo de crédito -luego de realizar los pagos correspondientes- no es satisfactorio, el deudor no tendrá quién lo respalde legalmente, ya que este tipo de instituciones no se encuentran reguladas.
Quizá resulte interesante utilizar o prestar dinero a través de una Fintech, sin embargo, este mercado no está aún regulado, por lo que si la empresa dejara de operar, no existiría hoy, en principio, la posibilidad de reclamar legalmente dichos recursos.
El desafío: su regulación
Un punto clave para quienes desarrollan éstas herramientas es la eventualidad de recibir regulaciones, ya que hoy se desenvuelven en una laguna jurídica. En los últimos años, el BCRA instauró un criterio al respecto: quienes otorgan préstamos con capital propio o aportado por inversores no son intermediarios financieros y, por lo tanto, no deben ser regulados como entidades financieras. Así, quedan desvinculadas las fintech de los bancos, que realizan sus préstamos con el dinero captado de los depósitos del público.
Sin embargo, desde el sector se reconoce que el momento de la regulación, tarde o temprano, llegará. Así las cosas, aspiran a que sea de manera sensata y con sentido común, teniendo en cuenta las particulares circunstancias de su labor.
La falta de regulación hace que se presenten cuestiones inimaginables hace tan sólo unos años. Además de la legislación necesaria para darle un marco jurídico óptimo a la actividad, se presentan también presiones sindicales por acaparar el sector. El sindicato de los bancarios sostiene una profunda guerra contra las fintech, fundamentalmente con Mercado Pago, intentando incorporar a los trabajadores de tal empresa; recientemente acusó a Mercado Libre (entidad a la que pertenece Mercado Pago), de violencia laboral, fraude, destrato y megalomanía.
Como tantas veces en la historia, la realidad supera a la velocidad del legislador, quien deberá ocuparse del tema de manera rápida y atendiendo las particularidades del caso; debiendo decidir, además, entre optar por un rigorismo o flexibilizarse y adaptarse a los nuevos tiempos, apostando al desarrollo de la economía a través de éstas nuevas herramientas.